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José María Villagrán Moreno
En las últimas décadas han proliferado los estudios sobre la conciencia, tanto desde la filosofía de la mente como desde las ciencias cognitivas o las neurociencias. Sin embargo, los resultados de estos estudios apenas han tenido resonancia en el campo de la psiquiatría donde, bien se priman los aspectos que escapan al campo de la conciencia (como en las orientaciones psicoanalíticas), bien se considera ésta como un epifenómeno de otras alteraciones subyacentes cuyo estudio debe ser primado. La persistencia de dos metáforas rivales para describir la conciencia y la persistencia casi inalterada de constructos como el kreapeliniano de dementia praecox, del cual se excluía la posibilidad de alteraciones de la conciencia, es posible que hayan contribuido a esto. En virtud de ello, el papel de las alteraciones de la conciencia en la esquizofrenia, que la tradición continental nunca descartó, apenas ha sido contemplada en la investigación psicopatológica reciente, a pesar de que existen indicios para pensar que, precisamente en los cuadros esquizofrénicos, existen anomalías en funciones de la conciencia (sensación de agencia, self, memoria episódica, planificación de acciones, insight, monitorización, etc) que podrían explicar fenómenos clínicos como la inserción del pensamiento, la despersonalización, las alucinaciones auditivas, la fragmentación del self, las alteraciones en la memoria episódica o de trabajo, o determinados trastornos formales del pensamiento relacionados con la sensación de agencia y planificación de acciones. En este artículo se esboza la historia conceptual de la conciencia en psicología, neurología y psiquiatría y se revisan algunos de los más importantes modelos recientes sobre el papel desempeñado por la conciencia en la esquizofrenia.
