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Marino Pérez Álvarez
Se propone la personalidad esquizoide como la estructura básica de la personalidad de la cultura moderna y, de ahí, como modelo (causa formal) de la esquizofrenia. Se entiende que la esquizofrenia es la forma de estar loco propia de la cultura moderna, pudiendo ser de otra manera relativamente distinta, dependiendo precisamente de la forma básica de ser persona en la cultura de referencia. Se hace una caracterización de la personalidad esquizoide partiendo de la desintonía como principio vital de su forma de ser. Sobre esta idea se entienden su actitud distante, su frialdad emocional, su peculiar autismo y su yo-dividido (cuando sea el caso). De acuerdo con esta caracterización, no se asume que la personalidad esquizoide sea un trastorno de la personalidad, como usualmente se despacha. A continuación, se señalan sus raíces culturales, encontrándose éstas en la desconexión (disconnection) yo/mundo y en el desacoplamiento (uncoupling) yo-interior/yo-exterior, tan propios de la modernidad. Así mismo, se señalan ciertos modos de comunicación, como ejemplos de situaciones en las que lo mejor es hacerse esquizoide. Se llega a la conclusión de que la personalidad esquizoide establece una afinidad esencial entre la cultura moderna y la esquizofrenia. Finalmente, se apunta el paso de la personalidad esquizoide a la esquizofrenia, situándose el punto crítico en ciertas vicisitudes en la formación de la persona. En concreto, se apunta a la crisis global del sentido común y la experiencia anómala de sí-mismo dada por la hiperreflexividad y el solipsismo. Si la personalidad esquizoide era la causa formal, esta crisis sería la causa material de la esquizofrenia. En esta línea, los clínicos no dejarían de verse como causa eficiente de la forma que termine por tener el trastorno. Como quiera que sea, el trastorno tiene también su causa final en el esfuerzo adaptativo de la persona.
