Juan Carlos Mosca
La amenaza de la pandemia y las respuestas sanitarias por la expansión del virus SARS 2 CoVid 19 a nivel planetario, han producido un acontecimiento discursivo, con interrogantes sobre su alcance y perspectivas, siendo que podría llegar a consolidarse la tendencia al aislamiento, segregación y vigilancia social aplicando las nuevas formas de producción y nuevas tecnologías que se están desarrollando particularmente desde comienzo del presente siglo y abriendo una nueva dimensión biopolítica. Ante la ausenciade cura o prevención farmacológica, la respuesta en mayor o menor medida, según los países, ha sido el recurso del aislamientosocial y el control del cumplimiento de ese aislamiento. Este recurso parece tener resultados aceptables, y un debate se ha abierto sobre las consecuencias sociales y aún éticas de su alcance. El control social se potencia con las actuales tecnologías. El teletrabajo, la geolocalización, etc. son tema en debate. Simultánea y paradójicamente, en el auge de la globalización resurge el paradigma de proteger la vida en aislamiento, bajo un modelo que denominamos -tomando las palabras de H. Kissinger-la ciudad amurallada. Surge la pregunta si a la salida de esta pandemia estaremos menos o más vulnerables, en las nuevas murallas planetarias