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Anna Vilaseca, Ana Sáez Ramírez
Con este artículo queremos transmitir una serie de reflexiones que nos plantea el trabajo en coterapia, ya que la consideramos útil en el marco de una institución pequeña para aquellos casos que, por su dificultad, serían inabordables desde la clásica psicoterapia individual. Lo abordaremos a través del caso de una familia. La presencia de dos terapeutas en la sesión aporta una muestra de la relación libidinal entre ambos. La presencia del otro modifica la forma de pensar. Pensar bajo la mirada del otro produce un efecto de distancia respecto al discurso. En el trabajo en coterapia los pacientes aprenden progresivamente a reconocer que las diferencias entre los dos terapeutas no son destructivas y que, a su vez, al proyectar la libido sobre ambos, se puede sustituir aquella relación destructiva por el fruto de esta relación libidinal. Hablaremos de la función de bisexualidad psíquica que la presencia de los dos terapeutas posibilita de una forma más clara al permeabilizar ese doble estado mental de acogida-femenino y de elaboración-masculino en la relación con los pacientes.
