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Anna Segura
Ésta es una reflexión teórico-clínica sobre las crisis de angustia hecha a partir de la observación de los puntos en común de pacientes que padecían este trastorno al inicio de un tratamiento psicoanalítico. En mi experiencia clínica he podido observar que las personas que han padecido o padecen este tipo de sufrimiento tienen en común el ser individuos con un psiquismo en gran parte adaptado a los límites de la realidad: trabajan o estudian eficazmente, mantienen lazos familiares, etcétera. Pero tienen una gran necesidad de omnipotencia. Por el efecto desencadenante de un suceso de la realidad, generalmente una pérdida que no puede ser negada o la separación del objeto fálico al que están todavía fusionados, el yo narcisista no puede sostener por más tiempo la ilusión de omnipotencia y la renegación de la muerte. Ambas corrientes de pensamiento —la realista y la ilusoria— colisionan sin que el sujeto lo perciba y, de forma regresiva, retorna la angustia de muerte que seguramente obligó al yo en su día a escindirse.
