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En este trabajo la autora aborda el difícil tema del amor y el sexo tal como se manifiesta en el juego transferencial/contratransferencial dentro del encuadre psicoanalítico. Se refiere a la importancia de la capacidad del analista para reconocer, analizar y utilizar sus vivencias contratransferenciales eróticas a favor de la cura, al lugar otorgado a la sexualidad en la clínica actual y a la ingerencia del género del analista durante el tratamiento. La autora señala la escasez de literatura psicoanalítica que abarque dicho tema, sobre todo cuando se trata de situaciones referidas al setting analítico entre una analista y sus pacientes varones. En sus reflexiones, ella analiza los conceptos de transferencia erótica y erotizada, su manifestación en la tarea clínica y el trabajo de contratransferencia durante dicha experiencia. Relata así las vicisitudes del encuadre y sus variaciones tanto durante la «fase de anidamiento» como a lo largo del desarrollo de un difícil proceso psicoanalítico. Para finalizar, la autora se refiere a la flexibilización del encuadre psicoanalítico y a una necesaria renovación de la teoría del encuadre.
