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Manuel José Gómez Lara
El modelo de canción que tiene como protagonista una voz femenina en primera persona –muchas de las que forman el corpus más reconocible de la copla o canción española– se articula según ciertos esquemas comunicativos entre los que sobresale el lamento (Tus ojos negros, 1940), el ruego (Dime que me quieres, 1941), la promesa (Con un pañolito blanco, 1941), la declaración amorosa (Y sin embargo te quiero, 1948), o la maldición (Arrieros somos; 1948). Sin embargo existe otra fórmula menos frecuente en las antologías del género: aquella que para articular la autoridad sentimental de la voz femenina la ubica en unas circunstancias narrativas muy específicas –a veces evocando situaciones históricas o legendarias, a veces simples ficciones elaboradas sobre situaciones del imaginario popular–, de modo que son estas circunstancias, expresadas mediante auténticos hallazgos expresivos, las que justifican el devenir de las protagonistas y su empoderamiento en el ámbito de los afectos. El equilibrio estilístico entre lírica y narración en composiciones clásicas de Quintero, León y Quiroga con nombres o apodos de mujer –Rocío (1933), Almudena (1941), Romance de La Otra (1943), La Zarzamora (1947)– se diversifica en temas menos conocidos de los mismos maestros y de otros autores, ampliando de manera insospechada el mapa sentimental de las heroínas de la copla.
The female voice in the first person as protagonist –many of which make the most famous corpus of the couplet or Spanish popular song– is articulated following some communicative profiles such as the lamentation (Tus ojos negros, 1940), the supplication (Dime que me quieres, 1941), the promise (Con un panolito blanco, 1941), the love declaration (Y sin embargo te quiero, 1948), or the curse (Arrieros somos, 1948). However, there is another less frequent formula in the anthology of the genre: the one which places the feminine voice in very specific narrative circumstances in order to articulate its sentimental authority. These circumstances can evoke at times historical or legendary situations, or simple fictions elaborated over situations of popular imaginary. It is through authentic expressive discoveries that these circumstances explain the future of the protagonists and their empowerment in the field of affections. The stylistic balance between lyricism and narration in the classical compositions of Quintero, Leon y Quiroga with women’s names and nicknames –Rocio (1933); Almudena (1941), Romance de la Otra (1943), La Zarzamora (1947)– diversifies in less known themes of the same masters, expanding in an unsuspected manner the sentimental map of the couplets’ heroines.
