Miguel C. Moya Morales
Mis comentarios al artículo central de este Dossier se articulan en torno a la existencia de numerosas variables psicosociales de las que depende el hallazgo o no de diferencias en los estilos de liderazgo de hombres y mujeres, más que del simple hecho de pertenecer a uno u otro sexo. Se destaca la inadecuación del enfoque categorial y diferencialista adoptado tanto por los autores que apelan a la posible carencia de las características necesarias para desempeñar una función directiva, como a los que tratan de mostrar que las mujeres no tienen esas características, sino otras cualidades, incluso mejores, que las dotan para ser líderes eficaces. La adopción de este enfoque produce en gran medida las diferencias que se encuentran, más que ser un reflejo de diferencias reales. Mi argumentación gira en torno a dos ideas diferentes. Por una parte, si existen o no diferencias entre hombres y mujeres en el desempeño del liderazgo. Por otra parte, en caso de que las haya, cuál es el origen de esas diferencias. Mis conclusiones sobre la relación entre liderazgo y género se centras en tres puntos: hombres y mujeres están igual de capacitados para desempeñar roles de liderazgo, algunos hombres y algunas mujeres desempeñarán bien ciertos roles y mal otros y, finalmente, el importante papel que ejercen las creencias en la evaluación y juicios sobre el liderazgo.
In this debate I will focus on the existence of a wide number of psychosocial variables which explain, rather than the simple fact of being male or female, why differences between the leadership of men and women are regularly found. The inadequacy of categorical and individual differences approach is underlined first, insofar as they point to a supposed lack of certain characteristics which are deemed necessary for performing a leadership function, or try to show that women, lacking these characteristics, do possess others, even more adequate, for becoming good leaders. My contention is that the differences found, far from being real, are a product of these (erroneous) adopted approaches. Two ideas guide my line of reasoning: a) are there differences between the leadership of men and women?, b) provided that there are, what is their origin? My conclusion is that men and women are equally able to perform leadership roles, that some men and some women will perform well in certain roles and less well in others, and that beliefs have a strong influence on evaluating and judging leadership behaviors.