El trastorno de estrés postraumático (TEPT), el más reciente de los muchos nombres utilizados para el síndrome resultante de la exposición a estresores que amenazan la vida, sigue siendo una inclusión discutida en los manuales diagnósticos psiquiátricos actuales. La investigación empírica evidencia que la dosis del estresor -determinado en parte por la amenaza a la vida, la injuria física o psicológica- es el principal factor de riesgo para el desarrollo de TEPT. Entre los tratamientos psicológicos, los estudios realizados sobre terapia cognitivo conductual, terapia de exposición y terapia cognitivo conductual más terapia de exposición proporcionan una elevada fuerza de evidencia, apoyando su buena eficacia para la reducción de los síntomas de TEPT y la pérdida del diagnóstico de TEPT. Una moderada evidencia apoya a la terapia de procesamiento cognitivo, la terapia cognitiva, la terapia de exposición narrativa y la terapia de desensibilización y reprocesamiento a través de los movimientos oculares (EMDR) para los síntomas de TEPT y la pérdida del diagnóstico, con un bajo grado de evidencia. El tamaño del efecto de los tratamientos psicológicos se considera con un elevado grado de evidencia si disminuyen los síntomas de TEPT. La psicoeducación es muy beneficiosa clínicamente y coste efectiva, debiendo efectuarse como parte de la terapia cognitivo conductual focalizada en el trauma. Entre los tratamientos farmacológicos, se ha encontrado una moderada fuerza de evidencia apoyando la eficacia de fluoxetina, paroxetina y venlafaxina para los síntomas de TEPT. Apoyados en varios estudios a gran escala, ensayos controlados y bien diseñados, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina son los tratamientos de elección para el TEPT. Prazosín, topiramato, olanzapina, risperidona y sertralina también pueden ser út
Posttraumatic stress disorder (PTSD), the most recent of many names for the syndrome resulting from exposure to life-threating stressors, remains a controversial addition to the psychiatric diagnostic inventory.
The empirical literature is clear that stressor dose, determined in part by life threat, physical or psychological injury, is the major risk factor for the development of PTSD. Among the psychological treatments, studies of cognitive behavioral therapy-exposure therapy and CBTmixed therapies provide high strength of evidence (SOE) supporting efficacy for PTSD symptoms and loss of PTSD diagnosis (high SOE).
Moderate SOE supports the efficacy of cognitive processing therapy, cognitive therapy, and eye movement desensitization and reprocessing (EMDR) for PTSD symptoms and loss of PTSD diagnosis (narrative exposure therapy [NET] also had moderate SOE for PTSD symptoms and low SOE for loss of diagnosis). Effect sizes for the psychological treatments graded as having moderate or high SOE supporting efficacy in decreasing PTSD symptoms were generally large. There was extensive evidence that trauma-focused cognitive behavioural therapy interventions improve PTSD symptoms as well as other important outcomes, and that these improvements can be maintained up to a year later. Psychoeducation was found to be highly clinically and cost effective, but it should be delivered as part of individual trauma-focused cognitive behavioural therapy. In general, pharmacological treatment should focus on the presenting symptoms (anxiety, insomnia, irritability, etc.), but optimally it should address the full spectrum of PTSD symptomatology. Supported by several large-scale, wellcontrolled trials, selective serotonin reuptake inhibitors are now considered the first-line agents of choice for PTSD. The use of benzodiazepines following trauma was not beneficial and may increase the risk of PTSD.