“La cuestión de una escuela o educación efectiva para niños con TEA no tiene que ver con la localización sino con los conocimientos y las habilidades del personal, y con la flexibilidad para adaptarse a las necesidades de cada niño con TEA” (Jordan e Powell, 1994). El DSM extendió el término “autismo” de forma tan ambigua, nada específica y como modelo de respuesta estadística, hasta transformarlo en ese “Trastorno del Espectro del Autismo” que sus propios redactores están poniendo, como es bien sabido, cada vez más en cuestión.
Por otro lado, ¿Es suficiente y apropiado al sistema educativo actual o hay que ir más allá de la educación?