La hipótesis del «impulso cultural» postula que los logros de nuestra especie derivan de la capacidad de copiar y aprender comportamientos de otros individuos. No obstante, otras especies animales también innovan: los chimpancés cascan nueces con piedras y los delfines usan esponjas de mar para obligar a sus presas a salir del escondite. Cada vez más indicios sugieren que nuestra singularidad obedece a la capacidad para imitar comportamientos con gran precisión. Ello habría iniciado un proceso de coevolución genético-cultural inexistente en otros animales.