Pedro Domingos
La persecución de la inteligencia artificial (IA) es parte de la evolución humana. La siguiente etapa de la automatización requerirá la creación de un «algoritmo maestro» que integrará en un único paradigma unificado los cinco métodos principales mediante los cuales las máquinas aprenden hoy. La tecnología es una mera extensión de las capacidades humanas. Las máquinas carecen de libre albedrío; su propósito consiste en cumplir los objetivos que establecemos. No debería preocuparnos que los robots se alcen contra nosotros, sino su mal uso por parte de las personas. Más verosímil es que la IA conduzca a corto plazo a «dobles digitales», modelos virtuales de nosotros mismos que interactuarán unos con otros y, tras incontables simulaciones, nos ayudarán a tomar decisiones más rápidas e informadas.