Con tantas estrellas y planetas en la galaxia, parece razonable esperar que la vida sea moneda común. Sin embargo, la existencia de nuestra civilización obedece a un cúmulo de coincidencias que no parece probable que se repitan. El momento en que se formó el sistema solar, su ubicación en la Vía Láctea y varias características de nuestro planeta destacan por su excepcionalidad. Además, las condiciones que desencadenaron la evolución de la vida en la Tierra podrían ser irreproducibles. No obstante, tal vez lo más improbable de todo fuera la aparición de una especie con capacidad para desarrollar tecnología. Tales indicios apuntan a que nuestra civilización bien podría ser la única de toda la galaxia.