La ciencia ficción española del siglo XIX y comienzos del XX cubre las modalidades más significativas del género: la experimentación biológica, el viaje espacial y por el tiempo, la anticipación social y tecnológica y la construcción de mundos utópicos. El viaje al espacio tal vez constituya la modalidad más significativa de ciencia ficción. Estos relatos ponen de manifiesto la superioridad mental de los extraterrestres: disfrutan de un excelente sistema sanitario, son respetuosos y tolerantes con el prójimo y han organizado un servicio civil basado en los méritos personales. La actitud positiva hacia la tecnología y el futuro, presentes en distintos grados en los relatos de viajes al espacio y viajes por el tiempo, pasará a un segundo plano a finales del siglo XIX y principios del XX. Esta tradición, impulsada por H. G. Wells, ha tenido ilustres continuadores en Huxley, Orwell y Bradbury. La ciencia ficción española del cambio de siglo cuenta con aportaciones a esta corriente de anticipación pesimista. Se describen máquinas pensantes que controlan ciudades deshabitadas y se denuncia la construcción de un mundo mecanizado e inhumano. También se relata la lenta agonía de la raza humana, pero en clave literaria muy afín a la de Wells. El control absoluto de las fuerzas de la naturaleza, la desaparición de las pasiones y la maquinización de la vida han causado en el hombre el aburrimiento, la atrofia y la falta de ideales