Antoni Gomila Benejam
Es sabido que la Psicología Cognitiva americana, en los años sesenta, buscó inspiración en los padres de la Psicología en Estados Unidos, sobre todo en William James. Como ha reconocido Posner, esto es especialmente cierto en relación al estudio de la atención. Puede resultar sorprendente, sin embargo, que el marco actual de investigación siga siendo heredera del terreno de juego establecido por el propio James. En efecto, su clasificación conceptual de la noción de atención, sus diversos aspectos funcionales, aun cuando reciban nombres diferentes y se estudien con métodos experimentales y supuestos teóricos diferentes, configura todavía la comprensión de la atención en su diversidad. Esto es especialmente claro por lo que respecta a la atención consciente, a pesar, significativamente, de la filiación asociacionista de James. Por ello, puede resultar provechosa una nueva mirada al modo en que James, en su Principios de Psicología, plantea la cuestión. Tras distinguir los diversos aspectos funcionales de la atención (como medio de selección-orientación, como resistencia a la distracción, como localización, como capacidad o recurso limitado, como «preparación ideacional», expectativa o priming), James introduce una clasificación de tipos de atención en base a tres ejes: atención a sensaciones o a ideas, atención inmediata o derivada, atención pasiva, refleja, o activa, voluntaria. Resultan, por tanto, ocho posibilidades, pero centra su interés especialmente en la atención activa intelectual (tanto inmediata como derivada), que vincula estrechamente con el «genio», por la dificultad específica que presenta: estamos aquí ante la atención consciente en sentido pleno, es decir, ante la atención que dirigimos nosotros mismos al objeto que nos fijamos