Introducción. Las crisis epilépticas y la epilepsia son parte de la práctica clínica diaria en neurología. No obstante, el número de diagnósticos falsos positivos es sorprendentemente alto. Casi uno de cada cinco pacientes tratado por epilepsia en realidad no tiene ese diagnóstico, un porcentaje elevado teniendo en cuenta las consecuencias sociomédicas que conlleva el diagnóstico de epilepsia.
Objetivos. Resumir los desafíos diagnósticos más importantes en epilepsia, describir posibles fuentes de error en el diagnóstico y proporcionar consejos sobre cómo evitarlos.
Desarrollo. La epilepsia se caracteriza por una tendencia a sufrir crisis epilépticas no provocadas. El mayor obstáculo al diagnosticar una epilepsia radica en que las crisis epilépticas son fenómenos transitorios que ocurren relativamente con poca frecuencia y el médico que realiza el diagnóstico raramente llega a verlas. Además, existen otros eventos clínicos, como por ejemplo síncopes o crisis no epilépticas, que pueden tener una apariencia similar a las crisis epilépticas y, en consecuencia, confundirse con ellas. Finalmente, al interpretar las dos técnicas diagnósticas complementarias más importantes en epileptología, el electroencefalograma y la resonancia magnética cerebral, deben tenerse en cuenta los errores más comunes para prevenir diagnósticos erróneos.
Conclusiones. El diagnóstico de una epilepsia es un reto y debe basarse en una historia clínica detallada y específica. Si desde el inicio existen dudas razonables sobre el diagnóstico de epilepsia o si el paciente no responde bien al tratamiento antiepiléptico, recomendamos derivar al paciente a un centro especializado que establezca un diagnóstico definitivo.