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Patricio Hermosilla
Toda dialéctica niega para afirmar, sedimentando un núcleo de sentido en permanente proyección cualitativa. ¿Qué alcances podría tener la construcción deuna iglesia sobre las ruinas de un antiguo centro ceremonial indígena? Cualquier esbozo de respuesta debería, ante todo, considerar la proyección estratégica de un tal emplazamiento; toda vez que intencionado en función de una extrapolación designificados, irá a tributar en el proceso de consolidación del proyecto cultural que adviene. En efecto, estrategia de conversión practicada a escala continental, la superposición cultural llevada a cabo por la conquista buscó, invariablemente, incidir en el imaginario aborigen, enrareciendo el más sensible y estructurante de sus órdenes: el cosmovisual. La reflexión que se ofrece a continuación intenta tematizar los alcances de la resignificación simbólica en la perspectiva de una revalidación identitaria con proyección social. Para esto he decidido tomar la fiesta de la Virgen del Carmen de La Tirana; evento patronal adscrito al ciclo mariano y cuya realización tiene lugar entre los días catorce y diecisiete de julio de cada año en la localidad del mismo nombre en el Norte Grande de Chile. Caracterizado por una lógica de trasvase con asiento en las culturas andinas y peninsular,constituye el espacio ideal para un cometido de tal naturaleza, toda vez que en él se encuentran desplegados todos los posibles ontológicos de la simbología andopampina.
