Mónica Celis
Connors empieza explicando que cuando comenzó su formación universitaria en psicología a finales de los setenta, los paradigmas teóricos dominantes eran muy diferentes de las versiones actuales. El psicoanálisis se fundamentaba en la teoría pulsional, y el conductismo estaba basado en el condicionamiento clásico y operante. En los últimos 20 años se han producido importantes avances. La perspectiva relacional ha provocado un giro en el interés del pensamiento psicoanalítico desde las pulsiones a las relaciones con otros. Por otra parte, la revolución cognitiva en la terapia conductista, que considera los estados internos un legítimo objeto de investigación, permite investigar la relación entre los procesos cognitivos y los afectos. Tanto en el pensamiento psicoanalítico como en la teoría clínica en general se ha incrementado la apreciación del impacto de los hechos reales en el desarrollo y la psicopatología, lo que refleja el interés actual en los procesos de apego y en el trauma. Finalmente, la histórica suspicacia entre los clínicos psicoanalíticos y los investigadores se ha suavizado hasta cierto punto porque muchos terapeutas analíticos se interesan por los hallazgos de estudios empíricos, y los investigadores aprecian más el valor de un estudio profundo de casos y el trabajo cualitativo.