Las especies invasoras han causado problemas en las Galápagos desde que los primeros marinos pusieran su pie en ellas siglos atrás. Cientos de plantas, insectos, aves y mamíferos introducidos habitan hoy en el archipiélago, donde desplazan a las especies autóctonas.
La erradicación de los intrusos representa una tarea a menudo cruenta. En la isla de Floreana, un plan contempla esparcir 400 toneladas de raticida para acabar con los roedores invasores. Ello exigirá realojar durante semanas a los animales de compañía y de granja, y tal vez a los niños.
La manipulación genética, mediante la alteración de la herencia sexual de los roedores para que engendren solo machos y sus poblaciones desaparezcan con el tiempo, es tema de debate como alternativa segura al veneno y a las armas de caza. Pero ¿qué riesgos entraña? ¿Será realmente eficaz?