Para ser sostenibles, las ciudades deberían diseñarse atendiendo a los ciclos que sigue la naturaleza: aprovechando al máximo la luz solar y reutilizando los desechos como nuevos recursos. Ya existen infraestructuras basadas en tales principios. Dos ejemplos son el Park 20|20, en Holanda, y el centro de investigación Sustainability Base, en California. La misma idea puede aplicarse a ciudades enteras. Un ejemplo prominente es la ciudad de Curitiba, en Brasil, la cual recicla el 70 por ciento de sus desechos.