M. Espadas, I. Insa, José Angel Alda Díez, Marta Chamorro Fernández
Introducción. El uso de fármacos psicoestimulantes está presente en la práctica médica habitual desde principios del siglo XX y ha experimentado un incremento exponencial en cuanto a prescripciones.
Objetivo. Revisar el estado de conocimiento actual sobre los efectos secundarios de los psicoestimulantes en población infantil y juvenil.
Desarrollo. Se realiza una revisión tras consultar diferentes bases de datos, incluyendo en esta revisión análisis clínicos, metaanálisis, estudios prospectivos observacionales y revisiones sistemáticas. Se observa un incremento mínimo en la tensión arterial y la frecuencia cardíaca, pero algunos estudios recientes apuntan a una infraestimación del riesgo a largo plazo. En lo que se refiere al apetito y el crecimiento, casi toda la bibliografía actual apunta a una ralentización del ritmo de crecimiento, que se recupera al interrumpir el tratamiento. Un factor importante, como es la evolución en paralelo de la edad ósea, no se ha valorado en la mayoría de los estudios realizados. En el sueño no habría empeoramiento significativo en los pacientes tratados con psicoestimulantes respecto a los no tratados. En relación con el sistema nervioso central, no parece haber evidencia de un incremento del riesgo de aparición o empeoramiento de tics tras introducir el tratamiento. El afecto y la emoción son áreas poco exploradas.
Conclusiones. Es importante tener una mayor evidencia de la seguridad de estos fármacos. Para ello es imprescindible poder disponer de estudios de una extensión en el tiempo consecuente con la duración de estos tratamientos.