Nos encontramos muy a menudo en la clínica actual a niños y adolescentes cuyos padres han hecho una verdadera dejación de sus funciones, dejando a estos sujetos en formación a la intemperie, llenos de miedo, un miedo que proyectarán de diversas maneras; incluso negándolo o transformándolo en todo lo contrario: ¿pequeños delincuentes en potencia? Quedan expuestos a todo tipo de abusos que provienen del medio, y los padres son los principales representantes de ese medio con el que los niños tienen que interactuar.No solamente se trata de la clínica, sino de todo un malestar de la sociedad que encuentra en la violencia uno de sus vértices más eficaces. La sociedad está violentando los crecimientos y las construcciones subjetivas de nuestros niños y adolescentes, con una violencia que ejerce efecto traumatizante y confuso en la serie de las filiaciones.Podemos afirmar que lo que está en juego, lo que se niega y hasta se desmiente es la diferencia generacional. La diferencia generacional es algo que tiene que darse para que a continuación puedan darse las condiciones necesarias para un posible hundimiento del complejo de Edipo: la prohibición del incesto y el complejo de castración.Nos proponemos reflexionar en cómo trabajar esta situación tanto con los niños como con los padres.