Acceso usuarios
María Ángeles Pérez San Gregorio
Se describen los aspectos más importantes que implican los siguientes principios éticos en el ámbito de la donación-trasplante de órganos: (1) Autonomía (respetar la voluntad del fallecido): a veces se incumple porque el personal sanitario evita el contacto con los familiares del donante y porque los familiares exponen su propio punto de vista en el que prevalecen una serie de temores y creencias irracionales (por ejemplo, dudas sobre la utilidad del cuerpo para una vida posterior, miedo a un comercio de órganos, etc.), (2) No maleficencia (no hacer daño): implica dos aspectos, por un lado, la muerte cerebral, que aunque desde el punto de vista científico, técnico, moral, legal y ético es la muerte del individuo, el problema radica en que un gran sector de la población no entiende este concepto y considera que no es irreversible. Y por otro lado, el tratamiento al cadáver, el cual debe ser con sumo respeto y el equipo sanitario que extrae los órganos se esforzará en mantener su aspecto externo, (3) Justicia (distribución equitativa de los órganos): algunas noticias aparecidas en los medios de comunicación sobre el comercio y el tráfico de órganos violan este principio ético, (4) Beneficencia (hacer el bien a otras personas): en unos casos el trasplante mejora la calidad de vida del paciente y en otros casos supone la única posibilidad de seguir viviendo. No obstante, la mayoría de los trasplantados padece una serie de repercusiones psicológicas: ansiedad, depresión, disfunciones sexuales y alteraciones de la imagen corporal, y (5) Anonimato y Confidencialidad (respetar la identidad del donante y del receptor): a veces los medios de comunicación incumplen este principio ético, lo cual genera diversos problemas psicosociales, tanto en los familiares del donante (algunas familias desean incorporar al receptor en el lugar del fallecido) como en los familiares del receptor (sentimientos de culpa por la muerte del donante).
