Elche, España
El uso problemático de los videojuegos es una conducta de riesgo cada vez más frecuente. La alta exposición de los adolescentes a los videojuegos se ha relacionado con una variedad de trastornos, pero se desconoce la relación entre el uso problemático de videojuegos y el bienestar emocional. El objetivo del estudio es analizar el uso problemático de videojuegos en una muestra de adolescentes y determinar si existen diferencias entre jugadores online y offline, además de examinar su correlación con sintomatología ansiosa y depresiva. Una muestra de adolescentes (N = 380) completó autoinformes que medían el uso de videojuegos y sintomatología ansiosa y depresiva. El 7,4% de las chicas y el 30% de los chicos pueden considerarse jugadores problemáticos. Jugadores online tienen casi 12 veces más probabilidad de jugar con alta frecuencia en comparación con jugadores offline (χ2 (1, 267)= 72,72, p < ,001, RM = 11,63, 95% IC [6,31, 21,43]). Los chicos juegan con mayor frecuencia y lo hacen en mayor medida online (χ2 (1, 267)= 50,85, p < ,001, RM= 6,74, 95% IC [3,90, 11,64]), con una clara relación entre el uso problemático de los videojuegos y la ansiedad (r =.24; p < ,001). En las chicas existe relación entre el uso problemático de videojuegos y bajo estado de ánimo (r = ,19; p < ,05). Los hallazgos contribuyen a una mejor comprensión de las variables psicológicas relacionadas con el uso problemático de videojuegos, consolidando la idea de instaurar programas educativos para prevenir el abuso de los videojuegos y sus problemas asociados.
Problem use of video games is an increasing risk behaviour. High exposure of adolescents to video games has been linked to a variety of disorders, but the relationship between problem video game playing and emotional welfare is unknown. The aim of the study is to analyse problem video game playing in a sample of adolescents and to determine whether there are differences between online and offline players, in addition to examining its relationship with anxiety and depressive symptomatology. A sample of adolescents (N = 380) completed self-reports measuring video game use and symptoms of anxiety and depression. We found that 7.4% of females and 30% of males can be considered as playing at problem levels. Online players were almost 12 times more likely to play at high frequency than offline players (χ2 (1, 267) = 72.72, p < .001, OR = 11.63, 95% CI [6.31, 21.43]).
Males play more frequently, and play more online (χ2 (1, 267) = 50.85, p < .001, OR = 6.74, 95% CI [3.90, 11.64]), with a clear relationship between problem video game playing and anxiety (r = .24; p < .001). In females, there is a relationship between problem video game playing and depression (r = .19; p < .05). Our findings contribute to a better understanding of the psychological variables involved in problem video game playing. The implementation of strategies is suggested in order to prevent pathological gaming and associated problems.