Introducción. La refractariedad es una característica común del tratamiento de los síndromes de Ohtahara, Aicardi, West, Dravet y epilepsia maligna del lactante con crisis migrantes.
Objetivo. Actualizar el manejo terapéutico y analizar si la etiología determina de alguna manera el tratamiento.
Desarrollo. Las crisis convulsivas en el primer año de vida pueden deberse a una etiología potencialmente tratable, por lo que es imperativo una completa evaluación para instaurar de manera precoz el tratamiento adecuado y el sintomático no específico para el control de las crisis, que evite o minimice el efecto deletéreo de éstas. Es obligado hasta descartar metabolopatía y ensayar pauta de vitaminas y cofactores, además de antiepilépticos. En los síndromes de Ohtahara y Aicardi, la primera línea es fenobarbital y fenitoína, y en segunda línea, los más habituales son midazolam, levetiracetam, lidocaína y valproato. En el síndrome de West, la primera línea la constituye la hormona adrenocorticotropa y la vigabatrina para el caso de esclerosis tuberosa; si no hay respuesta, considerar otros fármacos, dieta cetogénica y cirugía. Para el síndrome de Dravet, los principales son valproato con clobazam y estiripentol, y de segunda línea, considerar otros fármacos y dieta cetogénica. En la epilepsia con crisis migrantes, los más eficaces son bromuros, estiripentol, clonacepam y levetiracetam.
Conclusiones. Actualmente existe poco consenso en el abordaje terapéutico para establecer indicaciones taxativas. La etiología influye en el tratamiento, tanto en el caso de disponer de tratamiento curativo (metabolopatías) como en el abordaje sintomático con antiepilépticos u otros tratamientos (dieta cetogénica o cirugía).