Desde 1889 se ha estado definiendo el kilogramo tomando como referencia un único cilindro de platino e iridio depositado en un sótano secreto de París. Es la última unidad de medida vinculada aún a un objeto físico.
Sin embargo, el patrón del kilogramo está perdiendo masa. Esa es en parte la razón por la cual la Conferencia General de Pesas y Medidas decidió en 2011 redefinir el kilogramo a partir de la constante de Planck, una cantidad fundamental de la teoría cuántica.
Este año, el proceso de redefinición, en el que participan los laboratorios metrológicos nacionales de cinco países y que implica algunas de las mediciones más complejas de la ciencia, entra en su fase final.