Los medios de comunicación e incluso algunos meteorólogos tienden a afirmar que ciertos episodios de tiempo extremo son causados por El Niño o La Niña. Sin embargo, estos no siempre producen los mismos efectos. Por ejemplo, El Niño de 2015-16 no llevó al sur de California las esperadas lluvias copiosas, imprescindibles para paliar la sequía de la región.
El Niño de 2015-16 ha figurado entre los tres más intensos registrados hasta la fecha. Afectó al clima en todo el planeta y causó un invierno más cálido en el noreste de Estados Unidos. Sin embargo, puede que también hayan intervenido el calentamiento global y otros patrones climáticos.
Los meteorólogos predicen que La Niña prevalecerá durante el invierno de 2016-17, algo que ocurre con frecuencia después de un episodio intenso de El Niño. La Niña también incrementa la probabilidad de eventos extremos.