El dualismo imperante en nuestra cultura condujo a la psicología del aprendizaje a concebir durante décadas la mente como un dispositivo amodal, abstracto y arbitrario, que manipulaba símbolos sin contenido, al mismo tiempo que los sistemas educativos promovían un conocimiento simbólico, también carente de contenido, significado, contexto y emoción. El enfoque de la cognición encarnada supone una nueva revolución cognitiva que critica esos supuestos, al defender una mente encarnada, de naturaleza implícita, pero también enactiva, encajada y extendida mediante dispositivos culturales. Este artículo asume este enfoque, que requiere un nuevo diseño de los entornos de aprendizaje, basados en esa experiencia corporal, situados y con un fuerte contenido emocional, pero también sostiene que aprender desde el cuerpo será insuficiente si no logramos ir más allá, promoviendo la explicitación de esas representaciones encarnadas e implícitas por procesos de supresión, suspensión y redescripción representacional mediados por diferentes tipos de representaciones externas. Pero esa explicitación requiere también procesos de implicitación, sin los cuales no será posible, literalmente, la incorporación de los conocimientos adquiridos a la mente encarnada.
A prevailing dualism in our culture led the psychology of learning to conceive, for decades, the mind as an amodal, abstract and arbitrary mechanism that manipulated symbols without content, at the same time that educational systems promoted symbolic knowledge, also devoid of content, meaning, context and emotion. The embodied cognition approach involves a new cognitive revolution that criticizes those assumptions, while defending an embodied mind that is implicit in nature, but also enactive, embedded and extended through cultural mechanisms. This paper assumes this approach, which requires a new design of learning environments that are based on that bodily experience, are situated and have strong emotional content. However, it also asserts that learning from the body will be insufficient if we cannot go beyond that, promoting the explicitation of these embodied and implicit representations through representational suppression, suspension and redescription processes mediated by different types of external representations. However, explicitation also requires implicitation processes, without which the incorporation of acquired knowledge into the embodied mind would not be possible.