Los receptores acoplados a proteínas G (RAPG), presentes en la membrana plasmática de las células, median la mayor parte de nuestras respuestas fisiológicas a hormonas, neurotransmisores y estímulos ambientales.
Los diferentes tipos de RAPG constituyen también la diana directa o indirecta de la mayoría de los fármacos y de numerosas drogas, como la heroína, el cannabis y el alucinógeno LSD.
Aunque estos receptores atrajeron la atención de los farmacólogos desde los comienzos del siglo pasado, ha sido durante la última década cuando hemos visto un espectacular avance en el conocimiento de su biofísica, estructura tridimensional y función.
Los nuevos hallazgos han ayudado a entender con mayor detalle los mecanismos moleculares que permiten a las células comunicarse entre sí y mantener el equilibrio dinámico que se necesita en cualquier proceso fisiológico.