J. A. Torres Zayas
No existe hasta el presente una definición que enmarque a la familia puertorriqueña como una institución y como realidad psicosocial diferenciada. Científicos, profesionales y legos hemos cometido el error de tratar de entender la familia puertorrriqueña desde un enfoque disciplinario y nacional extraño y extranjeros de nuestra vida de pueblo. Así ha ocurrido con los enfoque psicológicos, sociológicos y con los antropológicos. El efecto se ha reflejado en la confusión prevalciente en las áreas concernientes a nuestras familias; la inconsistencia es obvia y alcanza las áreas más significativas de influencia en la formación de nuevos miembros de nuestra sociedad. La confusión se incorpora en una cambiante política pública de gobierno, en la orientación de una filosofía educativa pública indefiida, en la carencia de criterios válidos para decisiones judiciales y, entre otros, en la creación de una Comisión de la Familia que no distingue entre familia puertorriqueña y "las familias en Puerto Rico".