Jean Jacques Rosseau, Pilar González Rivera
No me han dejado pasar más que dos meses en esta isla, pero yo me habría quedado dos años, dos siglos y toda la eternidad sin aburrirme ni un momento, aunque no tuviese, con mi compañera, más compañía que la del recaudador, su mujer y sus criados, quienes eran todos, en verdad, muy buenas gentes y nada más, pero era precisamente lo que necesitaba. Cuento estos dos meses como el tiempo más feliz de mi vida y tan feliz, que me habría bastado durante toda mi existencia, sin dejar nacer un solo instante en mi alma el deseo de otro estado.