Con frecuencia el miedo al delito se concibe como un efecto indirecto del delito. Hacerlo así da sentido al uso de medidas de política criminal para su reducción. Sin embargo, un análisis de la historia del concepto de miedo al delito muestra que se han confundido los efectos indirectos del delito con los efectos de las ideas sobre el delito. Por ello, al menos una parte de la reducción del miedo al delito sólo podría venir de cambios en nuestras concepciones sobre la vida en sociedad.