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Hilda Botero Cadavid
Una observación seria y cuidadosa desde el inicio de la preñez, nos conduce a la necesidad de platear comprensiones e intervenciones que contemplen e incidan en la existencia de un ser en el útero. Si la infancia como tal solo se considero conceptualmente y atrayendo la atención merecida hace poco menos de un siglo, creo que ahora estamos hallando delicadas coyunturas y sutiles líneas vitales que demarcan la vida emocional desde el primer instante de la procreación. En los últimos tiempos se han realizado investigaciones sobre la vida in útero que nos admiran por su riqueza de resultados. M.C. Busnel (1993), M. Szjer (1997), R. Guinsburg (1993), Tomas Verny (1981), Alessandra Piontelli (1992), Joanna Wilheim (2002) y varios más nos introducen en un mundo de maravillas, un mundo más profundo y lleno de significados emocionales extraordinarios. Gracias entonces a tanto interés por llegar a conocer cada día mejor, no sé si mas, pero cada día con más sensibilidad y humanidad, gracias a ellos encontramos ahora que el laboratorio de la vida, tomando prestado un termino de otra disciplina, ese laboratorio es humano y podemos hacer intentos de observación y comprensión. En ese laboratorio, siguiendo la escogencia de esa nominación, de un espacio, propongo mirar, desde sus primordios en el útero, el desarrollo de la vida física y emocional, separadas solamente para efectos explicativos pero nunca porque sean disociables. Es conocido como para el psicoanálisis los primeros momentos, las primeras relaciones son marcadamente vitales para la configuración de la salud mental. Es desde esta mirada psicoanalítica que me propongo explorar y describir un poco acerca de esa primera relación.
A serious and careful observation from the beginning of pregnancy leads us to the need for suggest ways of understanding and treatment which contemplate, and influence the existence of creature in the uterus. If infancy as such considered conceptually, and has been attracting deserved attention for little less than a century, I believe we are now faced with delicate situations and subtle lifelines which determine emotional life from the first moment of procreation. In recent times, research has been carried out on pre-natal life, which amazes us by its wealth of results. M.C. Busnel (1993), M. Szjer (1997), R. Guinsburg (1993), Thomas Verny (1981), Alessandra Piontelli (1992), Joanna Wilhelm (2002) and several others have introduced us to a world of wonderful things, a world so profound and full of extraordinary and emotional meaning. Thanks, then, to this desire to understand each day better, if not more, with sensitivity and humanity, we now find the laboratory of life, to use a phrase from another discipline, is human, and we can try to observe it and understand it. In that laboratory, in keeping with this concept, I propose to watch, from its first moments in the uterus, the development of physical and emotional life, distinguished only explanatory effects, but never because they are separated. Psychoanalysis considers this as the first moments, and first relationships are extremely vital for the configuration of mental health. It is from this psychoanalytic viewpoint that I propose to explore and describe a little about that first relationship.
