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Helmut Kury, Gunda Woessner
Los países europeos occidentales han sufrido un aumento global de las tasas oficiales de delincuencia en el transcurso de los últimos cincuenta años (y ello pese a que en algunos de estos países puede observarse una reciente disminución de dichas tasas delictivas). Esta tendencia global de carácter ascendente debe ser interpretada con prudencia debido a la existencia de una elevada cifra oscura de criminalidad. Sin embargo, pese a todo, puede asumirse que la criminalidad es un problema social en aumento. El principal factor responsable de este incremento delictivo parece encontrarse en los cambios que se están operando en las propias estructuras sociales de muchos países. Nuestro artículo analiza el impacto que pueden estar teniendo un mercado laboral cambiante en relación con problemas como el desempleo, la pobreza, la desigualdad social y la desestabilización de la institución familiar. También se analizan otros factores tales como las nuevas tendencias en el consumo, en los modelos de ocio y tiempo libre, y en los sistemas de crianza de los hijos. Este nuevo panorama social nos enfrenta a nuevos desafíos entre los que se incluye una creciente criminalidad y otros problemas sociales vinculados. Discutiremos también la eventual adecuación de tales reacciones punitivas y la necesidad de más intensas medidas preventivas.
In Western Industrialized countries the officially registered crime rates have risen for the last fifty years (even though in some countries the crime rates have started to decrease recently). This trend should not be over interpreted, since there are generally high dark figures of crime. However, it can be assumed that there has been an increasing crime problem. Changes in social structures in particular seem to be responsible for this problem. This paper discusses the impact of a changed labor market and job situation including unemployment, poverty, social inequality, and the destabilization of the family. Factors such as trends in consumption and leisure-time activity patterns, and a n altered sense of responsibility for child rearing are discussed as well. This changed social landscape results in challenging social problems including a rising crime load and new related problems. Yet, public authorities still stick primarily to traditional measures of sanctioning. This article discusses the appropriateness of punitive reactions and the necessity of more and intense preventive measures.
