Máximo Carlos Etchepareborda Simonini, M.J. López Lázaro
Introducción y desarrollo. Las funciones cerebrales superiores se correlacionan con el grado de desarrollo de las cortezas asociativas, pero su eficiencia depende asimismo de sus patrones de organización citoarquitectónica. Áreas especializadas se diferencian en la neocorteza y en el tálamo (complejos areonucleares). Porciones de la pars opercularis y triangularis de la circunvolución frontal inferior (área de Broca) junto a la región temporal posterior (área de Wernicke) son esenciales para la producción y comprensión del habla humana, encontrándose más desarrolladas en el hemisferio izquierdo del hombre. El lóbulo frontal por delante de las áreas 6 y 8 de Brodmann representa una adquisición filogenética tardía, solamente desarrollada en los primates y también en el hombre, que sirve de sustento a actividades altamente discriminativas vinculadas con el planeamiento, ejecución y control de tareas que requieran selección de programas y flexibilidad para su aplicación. El lóbulo temporal, en su sector anterolateral, tiene áreas solamente compartidas con los primates (como el área 20) o exclusivas del hombre (área 38), importantes a la hora de valorar la significación vital de los acontecimientos intelectualmente captados. Conclusiones. Los tres caracteres fundamentales de la corteza cerebral humana son: plegamiento considerable, estratificación y encolumnamiento, y débil espesor. El motivo de este trabajo es presentar el sustrato biológico complejo y sofisticado para el desarrollo del habla y del lenguaje en el ser humano y las conexiones intralobares temporales y extralobares, así como la competencia bihemisférica necesaria para la habilitación de procesos tutores superiores.