Hace más de un siglo que se describió la dislexia y, en esee tiempo, han sido muchas las teorías que se han escrito, sin que tengamos todavía una teoría única y unificada sobra la misma. Por otro lado, a lo largo de este tiempo también han sido muchos los trabajos de investigación que han relacionado la dislexia con alteraciones en diferentes estructuras cerebrales, sin que, hasta el momento, tengamos tampoco una idea clara de cuáles son los mecanismos neurofisiológicos implicados en la misma, aunque se apuntan como causa déficit específicos frontotemporales izquierdos o con asimetrías atípicas en las regiones perisilvianas izquierdas. Por último, las técnicas de neuroimagen, como la resonancia magnética funcional o la cartografía de la actividad eléctrica cerebral, han contribuido en la última década a profundizar en el estudio de la dislexia. Recientemente, la introducción de la magnetoencefalografía en el estudio del cerebro abre un panorama inédito para la resolución empírica de buena parte de las controversias suscitadas por la investigación con las técnicas de neuroimagen en la dislexia