La dislexia del desarrollo constituye un porcentaje importante de los trastornos del aprendizaje. Hasta el final de la década de los setenta la mayoría de las investigaciones acerca de la dislexia se hicieron dentro del campo de la Pedagogía, pero después de la publicación de unos casos con anomalías de migración celular en la corteza cerebral surgió, especialmente en Europa y en Norteamérica, un gran interés por las bases neurobiológicas y neurocognitivas de este trastorno neuropediátrico. Existen por lo menos dos clases de dislexia, la fonológica (DF) y la superficial (DS) -ésta se refiere a un trastorno perceptual/superficial y no cognitivo/profundo-, pero la más común es la primera. La DS se caracteriza por una dificultad en la lectura de palabras irregulares, es decir, palabras que se escriben de una forma y se pronuncian de otra; ello no presenta un mayor problema en el español, una lengua muy regular. La DF se distingue por la dificultad en leer pseudopalabras y en problemas en la adquisición de conocimientos íntimos y conscientes acerca de los sonidos de las letras. Muchos disléxicos fonológicos tienen, además, problemas con el procesamiento de sonidos rápidos (y algunos lentos), aunque sean sonidos simples y no lingüísticos. Un número importante de estos disléxicos tiene también trastornos en el sistema visual, especialmente en la función de la vía visual magnocelular, que se dedica a analizar, entre otras cosas, el movimiento. Los trastornos fonológicos de la dislexia se acompañan de cambios en la activación cerebral, que pueden demostrarse en tareas fonológicas con el empleo de métodos como la resonancia magnética funcional (figura). Asimismo, la dislexia trae consigo focos de malformación cerebral que afectan, de un modo, a la corteza perisilviana -las ectopias y microgirias- y, de otro, al geniculado medial y lateral -cambios en la composición de neuronas-. Trabajos hechos en cerebros disléxicos y en modelos animales experimentales indican que estos trastornos del desarrollo de la corteza, focales pero múltiples, son la causa de los cambios talámicos; estos últimos son la causa de los problemas en el procesamiento de sonidos. Ninguno de estos conocimientos nuevos han llevado a nuevas terapias verdaderamente útiles, pero se espera que éste será el próximo avance.