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La pasión romántica no es solo un evento, ni una experiencia subjetiva matizada de sexualidad. La pasión es también una predisposición de la personalidad que facilita que un individuo viva desenfrenadamente lo que le pasa en su cotidianidad. Es por ello que la literatura indica que la gente apasionada es -entre otras cosas- extrovertida (p.e. Liebowitz, 1983), romántica (Hatfield y Rapson, 1993) y con una fuerte disposición a la imaginación y soñar despierto (p.e. Brehm, 1988; Sperling y Berrnan, 1991). Con base en esta premisa, se procedió a elaborar y validar dos pruebas psicológicas para medir extroversión y romanticismo, y la traducción-retraducción y validación de la escala de absorción en 632 adultos mexicanos que sentían pasión por una persona. Los resultados exponen instrumentos válidos y confiables aplicables a muestras similares, así como la relación estrecha y positiva entre los constructos, lo que apoya la suposición original acerca
