Vivimos en una época con muchos e importantes cambios. La capacidad de cambio de las organizaciones está directamente relacionada con la de aprendizaje y con la orientación al largo plazo, ayudando a crear un ambiente en que se alienta la innovación y en donde el fracaso es una oportunidad de aprendizaje, no una excusa para el castigo. Dos cuestiones se nos presentan aquí, ¿qué deberíamos hacer para desarrollar a las organizaciones? ¿qué deberíamos hacer para desarrollar a cada una de las personas? Dar la mano a una organización completa es muy complicado, prácticamente imposible. Sin embargo, si se puede dar la mano a cada una de las personas a través de equipos y coaches que catalizan el proceso de desarrollo. En este artículo, se desglosa primero la capacidad de aprendizaje y la resistencia al mismo, posteriormente, se trata de analizar el desarrollo de las personas a través de tutores (coaches) y el trabajo en equipo. Tanto en un campo de deporte como en cualquier organización, los tres componentes del trabajo en equipo que reciben una mayor atención son la cooperación, la confianza y la cohesión. La identificación con el equipo permite aprovechar diversas experiencias y favorecer comportamientos que inducen el aprendizaje organizativo, al compartir diferentes perspectivas e ideas en actitudes que fomentan la colaboración.