Josep Guardia Serecigni
Las técnicas de neuroimagen, que fueron introducidas en los años 70 como instrumentos de exploración neurológica, han aportado en los últimos años un progreso decisivo para las neurociencias, contribuyendo a desvelar las claves del funcionamiento alterado, tanto neuro-químico, como de las estructuras o circuítos que participan en las funciones cerebrales implicadas en las drogodependencias. Han ayudado también a definir el trasfondo neurobiológico de fenómenos característicos de las conductas adictivas, como son tolerancia, reforzamiento, “craving” y los cambios funcionales que se producen tras la administración de fármacos o drogas, así como también, tras la retirada de determinada sustancia psicotrópica. En el futuro, la neuroimagen funcional, asociada a mediciones conductuales o de activación, ayudarán a delimitar los circuítos neuroanatómicos y los cambios neuroquímicos asociados al refuerzo o al “craving” inducido por drogas, así como también las disfunciones cognitivas, emocionales, motivacionales y conductuales, relacionadas con una mayor vulnerabilidad hacia el desarrollo de una drogodependencia o hacia la recaída precoz de los pacientes en programas de recuperación. Todo ello podría contribuir al diseño de nuevas intervenciones preventivas o terapéuticas, que optimicen el rendimiento de los programas de atención a las drogogodependencias.