Juan Luis Linares
Aunque el final de la Historia haya sido anunciado a menudo, el pensamiento humano sigue un proceso de continua renovación, incorporando siempre, en cada una de sus etapas, aspectos importantes de fases anteriores. Desde esta perspectiva, ni la terapia familiar en general ni las orientaciones posmodernas en particular han supuesto rupturas radicales con el pasado. Tampoco pueden pretender instalarse cómodamente en posiciones definitivas. El giro subjetivista que introdujo el posmodernismo en el modelo sistémico lo ha enriquecido con importantes elementos teóricos y prácticos, como la crítica de la posición supuestamente objetiva del terapeuta, las preguntas circulares y reflexivas o las técnicas de externalización. Este artículo plantea la conveniencia de reemprender la renovación de la terapia familiar sistémica abordando temas pendientes, como el papel del individuo en los sistemas relacionales, el lugar que ocupan las emociones o la construcción de una psicopatología relacional. Se propone la denominación de terapia familiar ultramoderna, a la espera de una mejor.