Las expectativas sociales estereotipadas sobre los roles que jugamos varones y mujeres en nuestras culturas occidentales nos inducen a participar de sistemas de creencias y supuestos que a veces nos anestesian y nos hacen tomar decisiones que no ayudan a quienes nos consultan. Esto nos lleva a pensar que los y las terapeutas necesitamos entrenarnos en revisar estos supuestos y sus consecuencias. En este artículo comento acerca de varias experiencias clínicas en que aparecen esas anestesias y los modos en que condicionan decisiones terapéuticas. Planteo entonces, poniendo especial énfasis en las diversidades de género y en la importancia de las relaciones en el ámbito de la vida cotidiana, algunas afirmaciones propias de esos sistemas de creencias distorsionantes, modos de reconocerlos y estrategias conversacionales para desarmarlos.