Arantxa Ortega Aznar, F.J. Romero Vidal, P. Jiménez León, Elena Martínez
Introducción. Los gliomas infiltrantes difusos, las neoplasias cerebrales primarias más frecuentes, suponen casi el 80% de los tumores cerebrales malignos. De todos los gliomas, el 60-70% son astrocitarios, y más del 80% de estos tumores se considera de alto grado de malignidad (grados III y IV), según la actual clasificación de la Organización Mundial de la Salud. Los gliomas infiltrantes incluyen los astrocitomas difusos, oligodendrogliomas y oligoastrocitomas. Objetivo. Revisar las características clínicas e histológicas de los gliomas cerebrales y aquellas alteraciones moleculares conocidas que añaden información y tienen un significado diagnóstico, pronóstico o terapéutico. Desarrollo. Actualmente, la clasificación histológica es determinante para el diagnóstico de estos tumores, y ésta establece una gradación o escala de malignidad como predictor de su comportamiento biológico. A lo largo de los últimos años ha habido una explosión de conocimientos acerca de las alteraciones moleculares que subyacen en los gliomas, que ha dado lugar a la aparición de biomarcadores que tienen un valor predictivo y que desempeñan un papel cada vez más importante en el desarrollo del diagnóstico y el pronóstico. Actualmente, el neuropatólogo, en la encrucijada entre la patología y la genética molecular, desempeña un papel importante en la implementación de nuevos tratamientos o ensayos clínicos. Conclusiones. El estudio de biomarcadores, tanto proteómicos como moleculares, debe ser complementario del estudio histopatológico y permite, en ocasiones, determinar factores predictivos o la determinación de vías afectas que pueden convertirse en dianas terapéuticas selectivas.