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A través de dos viñetas clínicas se evidenciarán algunas características del Sí-mismo de pacientes que han sufrido traumas precoces relacionados con una irrupción imprevista de la pasión de un adulto en la mente del niño. El lenguaje de la pasión, que viene a sustituir la necesidad de ternura propuesta por el niño, crea un malentendido capaz de producir un efecto traumático que da lugar a un blackout en el sano desarrollo sucesivo.
En los casos examinados, el abuso por parte de seres queridos y la ley del silencio del núcleo familiar han producido una particular escisión en el mundo interno de los pacientes donde la parte abusada, herida y rabiosa, se ha mantenido separada y escondida en favor de un falso Sí-mismo, doblegado de forma conformista a las tiranas exigencias del Superyó familiar.
Aprender el lenguaje del paciente con empatía y delicadeza implica la disponibilidad, por parte del analista, a vivir todas las emociones presentes en el campo analítico dentro del cual es posible pasar del código del sufrimiento al código empático del área de rêverie.
Es fundamental para el analista experimentar momentos regresivos junto a los pacientes, tratando de no coludir con sus maniobras manipuladoras y poniendo a disposición un "ambiente" capaz de acoger sus necesidades de ternura, liberándolos de las modalidades ambiguas y confusionales sufridas en la infancia. De esta manera pueden experimentar esa intimidad deseada que les falta en el intercambio antiguo con la madre y adquirir experiencia de una ternura que contribuye a crear el justo límite, desligándose de una antigua "confusión de las lenguas".
