La práctica de la disculpa es importante para las relaciones personales en un clima de buena convivencia. Como sucede con cualquier otra práctica social, hemos aprendido a pedir disculpas. Y ese aprendizaje no ha pasado de ser un remedo de lo que la disculpa es en realidad. En este artículo se reflexiona sobre la disculpa sincera y en cómo posibilita cambios positivos cuando se realiza de manera asertiva. La disculpa, esa corriente comunicativa que danza entre dos o más interlocutores, supone también la aceptación o el rechazo de la misma. Camino de ida y vuelta entre quien la presenta y quien la recibe, contribuye al diálogo eficaz y es por tanto, útil para la gestión de conflictos.