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Guillermo Julio Montero
Las diferentes reacciones que generan los procesos inconscientes que dan cuenta del envejecimiento originan la mediana edad propiamente dicha, irrumpiendo el trauma por la propia muerte futura como consecuencia.
Se establecería de un organizador psíquico adulto en la mediana edad, basado en Freud, cuando postula tres caminos de tramitación posible ante lo transitorio o perecedero, surgiendo una transición de mediana edad y dos subtipos de crisis de mediana edad. La primera ligada a la continuidad del desarrollo y las segundas preponderantemente con la psicopatología.
Los invariantes metapsicológicos universales en la mediana edad implican el trabajo de duelo, la actualización del ideal del yo y su conexión con el yo ideal, la reactivación de la conflictiva preedípica (angustia de abandono) y edípica (angustia de castración), y la revisión de la historia de las identificaciones y la desidentificación.
Existen algunos indicadores que darían cuenta de la tramitación (relativa) del trauma por la propia muerte futura: la tolerancia de la incertidumbre de vivir, la aceptación del odio y la destructividad en la naturaleza humana, el cambio en la percepción subjetiva del tiempo, una nueva integración de la historia personal, y el anclaje de la historia individual en la historia generacional.
