La segunda parte de este artículo expone la suerte que conocieron aquellos reos locos a quienes los inquisidores tuvieron por susceptibles de difundir sus herejías o profecías. En especial, se analizan determinados casos en que los inquisidores utilizaron la locura como arma de poder para aislar, eliminar y excluir definitivamente. También se estudian aquellos casos de erejes especialmente peligrosos a los que se enjuiciaron finalmente como endemoniados (a pesar de considerar que estaban locos) con vistas a castigarlos sin que se pudieran beneficiar de la locura como circunstancia eximente o atenuante de culpa.