La crisis de identidad del mundo globalizado y sus producciones de subjetividad predominantes en el [mal del milenio, replantean la apertura de paradigmas que paralizan una sociedad dominada por las leyes del pánico.
Por otra parte surgen posibilidades imprevistas sobre saberes acuñados, pinceladas nuevas para inventar nuevos saberes sobre el terreno a recorrer, que no están inscriptos en ninguna disciplina y que, para referirse a algo conocido, deben recurrir más a la poesía, a la música y a las artes en general, que a las ciencias actuales.