Tomás Díaz González, Pilar Valladares, Juan Manuel Jímenez Garcia
Los pacientes con problemas de adicción que llegan a los servicios públicos de salud lo hacen desde estructuras con aparatos mentales más o menos resistentes a la psicologización del conflicto. Las respuestas a aplicar han de tener en cuenta estos aspectos y los profesionales deben dotarse de instrumentos teóricos y prácticos que no se limiten solamente al control del síntoma, ni a la super-especialización, sino que busquen conocer los mecanismos de la dinámica grupal y sus vínculos.
Los desarrollos teóricos sobre la adicción y los procesos psicosomáticos, de cómo un sujeto deviene en adicto, de ansiedades ligadas al cuerpo y actuadas desde el mismo por carecer de un espacio imaginario que lleva a la actuación, por pertenecer a un grupo donde la posibilidad de expresar las emociones no se autoriza ni se elabora, por experimentar un vacío donde antes no hubo nada, se traducen en modos de actuación terapéutica que exigen su continua revisión.
El cuento representa un modo de tener en cuenta aspectos propios y del paciente para poder hacer un intento de articular teoría y técnica desde el modelo analítico-vincular.