Essedik Jeddi
Con los avances tecnológicos, hay una modificación del lugar de la escucha en el proceso diagnóstico en provecho del Ver y de la imaginería médica. Sin embargo, ninguna enfermedad puede limitarse a la dimensión orgánica detectable por esa imaginería. Toda enfermedad engendra en el enfermo una confrontación con la cuestión del sentido y el sinsentido, también sobre la cuestión de la proximidad con la muerte que introduce. Estas tecnologías del Ver, pueden permitir sofisticados diagnósticos, a veces incluso antes de que el enfermo tenga ningún síntoma, pero ¿sería suficiente la dimensión orgánica del diagnóstico para definir una enfermedad en el hombre? El hombre se diferencia del animal, es un sujeto enunciador de lenguaje para Ibn-Sina y un Ser de lenguaje para Lacan. Toda enfermedad orgánica, más allá de su dimensión orgánica (disease) tiene un impacto sobre la personalidad el enfermo (illness) y sobre su papel familiar y social (sikness). Así se comprende que comporte una vertiente somatopsíquica y plantee la cuestión del sentido, cuestión que permanece en el centro de la dinámica de la relación médico/paciente y de la Verdad sobre la enfermedad enunciada y anunciada.